Ahí iba caminando, sin mirar el piso, sólo con la atención metida en esa bolita.
¡Qué raro!, cuando mi papá me lo dio fue lo único que pensé, -qué pero qué, extraño juguete-.
En ese momento no creí que ese objeto de colores rojos y verdes con rayas,
me fuese a dar tanta diversión, es decir, yo tenía muñecas, y la "pretti coi", con su cabello
que le crecía cada vez que se lo cortaba era mi favorita, pero un pedazo de madera que parecía helado sin sabor,
no, eso no, lo vi incrédula.
Pues, ahí estaba caminando en la calle con mi regalo parecido a un helado, pero en vez de tener en el hueco un bola de nieve, tenía un gran hueco para que la bolita entrara en él. Y ahí iba, caminando en la calle moviendo mi valero,
tratado de meterla en el hueco, y nada.
Seguía caminando, jalando el valero de arriba hacia abajo, y nada. Así pues, que continué con él sosteniéndolo en la mano muchas calles hasta que dominé el arte de ¡atinar!. En ese lapso paso de todo, me ausenté de mi madre, caí en hoyos, tropecé con postes, pisé la cola de algunos perros, perdí mis dulces, y se me olvidaron los regaños de todos.
Al final de los tiempos, quede pasmada con la habilidad de meter la bolita en el hoyo, la fantasía termino hasta que domine ese movimiento y entonces de regalo llegó otro juguete a casa más raro, ya les contaré... Haydee RC.
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