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viernes, 12 de diciembre de 2014

Mudanza de los sentidos

Queridos lectores:

Esta reseña he decidido dirigirla a las mujeres que gustan leer a otras mujeres y sobre todo a las mamás, a veces como madres el tiempo se acorta, mi consejo es no dejar que se nos vaya la oportunidad de leer un buen libro, organizarse, robarle minutos al sueño, leer es hacer que la permanencia de nuestra mente descanse y se despeje, incluso si tenemos suerte, la lectura nos dará imágenes para repensar nuestra cotidianidad. 

Hace unos meses mi marido llegó a casa con libro Mudanza de los sentidos de Ángela Hernández. El libro lo guardé en el librero como a veces me suele pasar, me dije, en algún momento lo voy a leer. Ese momento de leerlo, llegó después de un año. Ustedes sabrán que muchas lecturas las escogemos con una pequeña intuición o algo en su título o portada que nos hace un guiño, a veces el contacto no es inmediato, toma su tiempo.

Ángela, la autora, por fin entró conmigo a la cama varias noches. El proceso fue lento, al inicio el ritmo me arrollaba antes de que lograra, comprender todas las palabras. Me afané durante las primeras páginas para entender el sentido de cada una de las palabras: “Hipaba pegado por detrás a la mula de carga".

 ¿Queeeeeeeeeeeeeé?

Bueno... finalmente decidí seguir el ritmo y que la totalidad  del texto me contara lo que sucedía, ahí dentro, en ese mundo tan diferente al mío. 

Sí, era una historia diferente: un pueblo, una mujer sola con hijos, enfrentando la sobrevivencia, el campo y su marginalidad alrededor, un hijo rebelde frente a la ausencia de un padre y la pobreza. Después de la viudez,  la llegada del ejército a la población y la obligada mudanza de la mujer de su propia casa, “perdíamos aire y la soltura de nuestros pies. Podíamos perder hasta a Virgilio".

La mudanza puede ser de tantas maneras y a tantos lugares, pero Ángela me hizo sentir mi propia mudanza, desde la íntimidad de  esa niña que narra la historia sobre cómo ha dejado su casa y sus lugares favoritos y ahora se encuentra instalada en una nueva geografía, sabiendo que hay mudanzas que nunca terminan, porque una parte de nosotros no cambia, sólo se traslada a un nuevo lugar.

La magnitud y la fortaleza de una mudanza es para pocos, se requiere amor, apertura y un espíritu de retos dispuesto a salir adelante: así son los personajes de Ángela, mujeres imprescindibles, que no necesitan varones, de hecho ellas contienen a los varones, hasta que comprenden que es mejor soltarlos.

Termine este libro, como quien termina de cerrar la última caja. 

Que cada quién viva su propia mudanza y permanencia. 


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