Condominio marino, nota de Rodrigo Bello en El Jolgorio cultural

'Condominio Marino',

poemario para niños de

Haydee Ramos

Escrito por Rodrigo Bello tamaño de la fuente Imprimir Email Galería de imágenes

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Fotos: Carolina Jiménez

29/III/2014 Oaxaca, Oax. Todas las escrituras, ya sean las más adultas, esas que parecen tener los pantalones bien planchados y la camisa limpia, o aquellas que se abren paso con las rodillas raspadas y las greñas al viento, buscan la oportunidad de resucitar en el lector, de presentarse de cuerpo entero.

Lo anterior lo sabe Haydee Ramos Cadena, autora de Condominio Marino (Editorial Come libros y Manitas de Cuche), libro de poemas para niños ilustrado por Abigail Matías Ortiz y el cual se presentó en el auditorio de la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, en el Barrio de Xochimilco. Estuvieron presentes el cuentacuentos Charly A. Secas, en la introducción al poemario con la historia de Israel, niño que ve en el mar un mapa de aventuras; y Jesús Loaeza que, mediante la actuación y con la ayuda de videos, representó cada texto que la autora leyó.

Para este proyecto la autora, nacida en el Distrito Federal, decidió elaborar un pequeño catálogo de diversas especies marinas, algunas que conviven constantemente, otras alejadas de cualquier otro ser, para que el lector, al momento de posarse ante cada texto, tenga la sensación de mirar una medusa, un coral, una asteroidea, entre otros habitantes de los mares, como si fuera la primera vez.

Este libro surgió a partir por dos obras que se encuentran en el Bosque de Chapultepec: El origen de la vida, mural de Diego Rivera donde “a través de las figuras se rehace la evolución de la humanidad empezando por las especies marinas”; y la máquina Lamndona, instrumento creado por Ariel Guzik, que capta las vibraciones del agua, del viento y el sol, para convertirlas en música; obras que trazaron la ruta para que Ramos Cadena comenzará a escribir esta serie de textos con los que empezó a conocer “el modus vivendi de cada especie”, así como su espíritu de supervivencia.

A través de once textos, el lector tiene la oportunidad de darse un chapuzón, de nadar de muertito, o sencillamente de mirar para darse cuenta de que todo poema es una botella al mar, un mensaje a la espera de sortear las olas para llegar a un oído que bien podría tener forma de concha, una excusa para mostrar cada una de las palabras que lo conforman con todo el brillo que sea posible. Y es que toda escritura es “una leyenda / que llora mares / y busca hijos, / entre las piernas de nadadores perdidos”.