Por: Haydee Ramos Cadena
Hace mucho tiempo que recuerdo el gusto por las historias. Cuando era niña mi padre me regalaba cuentos de rimas y poesía, deprisa pasé a la lectura de personajes que transforman como el caso de Kafka. Años más tarde descubrí un gusto por la poesía romántica, seguro era la edad, no lo sé, después encontré en las novelas reflexiones sobre la muerte, la pareja, el amor y muchas cosas que no entendía del todo pero que disfrutaba.
Cuando el tiempo de elegir carrera se acercó, sólo pensaba en poesía, que iba a ser yo en la vida con poesía, ¡mucho más de lo que imaginé! La confianza de mi padre, nunca me cuestionó, sólo lo hice y es que tenía en la cabeza todas esas cintas de poetas leyendo en voz alta.
Ahora lo que guardo de mi niñez, son esas horas en las que me perdía en libros, en todo aquello que fuera de papel y tuviera un dibujo.
Es cierto la lectura se comparte, se come, se bebe, se juega. La literatura es ante todo un gusto.
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