Ojo de piedra en San Juan del Río
Tlacolula
Ahí iba
nuestro ojo de piedra en el parabrisas del auto, guiándonos rumbo a la
comunidad, pasamos la carretera rumbo al Tule, todavía seguimos más adelante y
tomamos una desviación, un camino de terracería que a la orilla como paisaje
habitaban unos magueyes espadines de donde proviene el mezcal.
Romina, ya
quería ir a casa, estaba cansada y parece que los largos caminos no le gustan.
Nosotros íbamos siguiendo la orden del ojo de piedra, pues él sabía qué camino
tomar para llegar a la comunidad.
Lo primero
que vimos al llegar fue un arco de piedra dándonos la bienvenida, seguimos
rumbo a la iglesia y ahí junto al río una hermosa comunidad construida en un
cerro. Uno de los maestros de la escuela Calmecac fue por nosotros al Palacio
Municipal y nos guió costa arriba donde se encontraban todos los niños.
Cuando
llegamos los niños jugaban béisbol, uno de ellos se acercó y dijo: dice el
maestro Nata que vayan con él. El maestro nos guío a su casa, ahí subimos,
llegamos a una cocina muy particular con ajos y chiles colgados en la pared.
De forma
muy amable Nata, nos ofreció desayuno, café y un rico caldo de jitomate con
queso, nos contó aspectos generales de la comunidad como que es una comunidad
pacífica que no le gustan los problemas, también no dijo que en otras
comunidades algunos acceden a participar en trabajos peligrosos que los ponen en
riesgo a ellos, los niños y toda la comunidad.
Nuestro
ojo estaba muy inquieto, nos gritaba desde el auto, así que tuvimos que bajar
por él y la biblioteca viajera que moría de ganas para llegar con los niños. Volvimos a la escuela, el maestro Nata nos
presentó y los niños comenzaron a jugar con los libros,
cada niño construyó su ojo y como el ojo de Max, nos fuimos a explorar por diferentes
lugares. Salimos al patio de la escuela y pudimos ver como un ojo alto, ojo bajo, ojo gusano, ojo cíclope, ojo
monstruo y ojo de adentro o sea del corazón.
Estos son
los retratos y versos de los paisajes que vieron los ojos de los niños San Juan
del Río Tlacolula y de la escuela de música Calmecác, que además
tocan delicadamente sus instrumentos.
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