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sábado, 26 de febrero de 2011

El primer libro para ser devorado

Hace días tuve unos problemas de plomería y tuve que recurrir a las instancias de de Heliodoro, el plomero de la colonia. Presto, después de tres días de haberlo llamado, llegó a mi casa. Vio con detenimiento el desperfecto y saco un costal con sus herramientas: desamadores de diferentes tamaños, un marro, un cincel, gas butano, soldadura, pasta y soplete.

Silbando una tonadita pegajosa fue tomando medidas, y el baño, antes un nicho de mi intimidad, se convirtió en un lago artificial. Heliodoro después de una hora me llamó. Mire jefe, esta es la lista de materiales, me dijo. Y leí entonces una lista con nombre imposibles.

Fui a la ferretería lo más pronto posible para evitar que el baño sufriera las consecuencias de la impuntualidad de Heliodoro.

En el camino divagué sobre los miles de oficios y actividades del hombre. El carpintero, el herrero, el astronauta, el biólogo marino. Cada actividad intenta resolver algo, componer o resolver alguna duda vana, profunda, metafísica o como en mi caso, de primera necesidad. Y cada actividad tiene sus herramientas propias, el plomero trajo su kit en un destartalado costal, el biólogo marino lo tendrá en una red, tal vez, el astronauta con algunas cuerdas para evitar que se vayan cuando esté en una atmósfera sin gravedad.

Pero ¿qué pasa cuando uno tiene un problema sentimental, cuando se nos ha roto el corazón?

¿Qué hago? Algunas personas con su sabiduría recurren a irse de shopping, otras de embarrurrudarse de chocolate, otras de pasarse la mitad del tiempo llorando, y miles de cosas más.

En eso andaba cuando me encontré con el Kit que Comelibros ha preparado para esas roturas de corazón. Tiene todas las herramientas que se necesitan para curar un corazón roto. No, no tiene pegamento, ni siquiera tiene un costurero con indicaciones precisas. Pero lo que si trae es un pequeño libro con doce recomendaciones, que en sus recorridos por los más recónditos lugares, Haydee Ramos ha recopilado.

Consultó con los gurús más grandes y sabios del mundo, y lo mejor del caso, puso en práctica estos consejos y sabe que funcionan, por eso nos lo ofrece con la paleta de colores de Dení Ramos. Con la sabiduría de un corazón sano, Haydee nos regala un caramelo, para poder quitarse el mal sabor de boca, y además nos envuelve con una caricia aromática, para un apapacho metafísico, que entra por nuestras narices. Todo esto, en un práctico estuche para llevarlo a dondequiera.

No lo pensé dos veces. Lo tengo en mis manos y lo llevo a donde quiera. No sé que vaya a necesitarlo en cualquier momento.

Mientras tanto, mi baño sigue siendo un lago artificial y Heliodoro prometió regresar algún día. Pero no me importa, con mi kit de Comelibros, el lago artificial, en mi baño, se ha convertido en un mar donde puedo ver el atardecer sin moverme de mi sala.





Pueden comprarlo en la librería la Proveedora Escolar en Oaxaca, y los pedidos personales al mail: comelibroscomelibros@gmail.com, con gusto les realizamos el envío.

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